martes, 29 de julio de 2008

El Salmo de las Maderas

Salmo de las Maderas.
Jorge de bravo

Jorge Debravo nació en Guayabo de Turrialba (Costa Rica) el 31 de enero de 1938 y murió en San José el 4 de agosto de 1967. A los 29 años cumplidos.
Sus padres fueron Joaquín Bravo Ramírez y Cristina Brenes, campesinos pobres. Jorge era el mayor y único varón de cinco hijos. El papá fue analfabeto. Jorge anduvo toda su infancia descalzo; debía levantarse a las tres de la mañana, y nunca le compraron libros. En Guayabo no había escuela y la más cercana, en Santa Cruz, estaba a cuatro horas de camino.
La mamá le enseñó a poner el nombre y las letras. Él escribía en hojas de plátano con un palito. Y más adelante compraba casquillos y hervía bayas que le daban una tinta color morado oscuro.
Para ayudar al papá trabajaba hasta las dos de la tarde. De esa hora en adelante hizo una milpa y con lo que sacó se compró un diccionario. Fue el primer libro que tuvo.
En la escuela de Santa Cruz la maestra, doña Teresa de Albán, se movió y le consiguió una beca de la junta de educación para que fuera a terminar la primaria a Turrialba. Ya entonces tenía 14 años y entró en quinto grado; duró un mes y lo pasaron a sexto.
Allí en Turrialba comenzó a darse a conocer publicando sus primeros versos en "El Turrialbeño". En turrialba vivía con su abuelita paterna y cuando llegó a tercer año se sintió ya mayor, dejó de estudiar y comenzó a trabajar de empleado del Seguro Social.

EL SALMO DE LAS MADERAS

JORGE DE BRAVO
Hay maderas oscuras y profundas
como tus ojos y tus cabellos.
Porque tus ojos y tus cabellos
son como maderas profundas y charoladas.

Hay maderas suaves y livianas
como tu piel y tu alegría.
Porque tu piel y tu alegría son
como maderas suaves y livianas.

Hay maderas recias y macizas
como tus piernas y tus espaldas.
Porque tus piernas y tus espaldas
son como maderas recias y macizas.

Hay maderas húmedas y rojas
como la piel de tus labios y de tu lengua.
Porque la piel de tus labios y de tu lengua
es como una madera roja y empapada de savia.

Hay maderas olorosas y vivas
como el olor de tu cuerpo.
Porque el olor de tu cuerpo
es como el olor de las maderas
cortadas en los tiempos de lluvias.

Hay maderas que al ser trabajadas
dan notas musicales y perfectas.
Tu amor es una nota musical y perfecta
como el sonido que dan ciertas maderas
cuando son trabajadas.

Hay maderas que se quejan en las noches de lluvia
y en las tardes de tormenta.
Porque eres triste,
y esto te embellece y purifica,

te pareces a esas maderas
que se quejan en las noches de lluvia
y en las tardes de tormenta.

Hay maderas que tienen un sabor y perfume
tan propios que,
cuando se las huele o se las besa,
ya no son olvidadas nunca más en la vida.

Porque eres fatalmente inolvidable,
te pareces a esas maderas
que se recuerdan hasta la muerte
cuando se las huele o se las besa.

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